LUNES

Lunes
tragedia esta la de mi existencia
la tuya
la nuestra
la de todos los días
y hasta el final mismo
de este temporal infame
que nos azota a todos
y nos obliga a caminar
mirando al suelo
con su pesada bota sobre el lomo

Lunes
recuerdo lúgubre
de mis años escolares
cuando hubiera preferido
enfermar mortalmente
antes que iniciar este día

Lunes
bestia despiadada
que nos recuerdas el día
en que fuimos arrojados desnudos
al teatro de la vida
sin guión ni argumento
y justo cuando creímos hallar
el personaje a nuestro gusto
la obra terminó
o el público se fue.

¿Nuestro gusto?
que mierda importa nuestro gusto
si quieres sal y vive
y sino quédate encerrado
en tu substancia
en tu mente
autista perfecto
impoluto
desterrado de la palabra
protegido
para podrirte en ti mismo

Solo el ancestro
te salva de este lunes negro
solo la palabra
malévola y maldicente
equivoca y maldicha
solo la entrega absoluta por un otro
que falla
que miente
que devora

Solo esto
podrá darte una razón y la fuerza
para abrir tus ojos
a un lunes.

DEL VIENTO

A veces
desprecio al viento
porque al contrario de cierta agua
él no va por un cauce,
todo lo acapara
y vive desbordado

Por todos lados
entre las cavidades
produce música nueva,
y se divierte al oir
los goznes gimientes
de las ventanas vetustas.
O arrastra las cometas a su gusto
y obliga a las hojas
a cantarle.

El viento
el que lleva los nombres
de oído en oído,
que juega
caprichoso con la inerme mariposa
o agita los cabellos
de las niñas del verano

Si, si,
al final
envidia es la palabra.
De su totalidad
de su ecuánime zangoloteo
a mis ojos incomprensible.
De su cósmica prescencia
y su eternidad absoluta.
De su saludable transparencia
o su alianza
con las plantas y los pájaros.
De sus devaneos por el agua
con la que nunca
en verdad puede juntarse,
la atravieza
la arrastra
o acaricia
pero jamás puede
hacerse Uno
solo con ella.

Viento
el que lleva y soporta
las voces del mundo
el grito eterno
de todos los tiempos.

AL FIN...O...AL PRINCIPIO

A mi padre
hoy por hoy
el tiempo se le escapa
y le hace maromas
que no comprende.
Se le escurre,
le hace pensar
en mañanas imposibles
ese embelecoso rufián

Y a mi
al dar vuelta una esquina
se me pone de frente
preguntando de nuevo
"¿de quién es el miedo?"
y esta vez
tengo la respuesta.