Libélula veloz y danzarina
vuela
sobre el lago inmenso de unos ojos
Y al tintineo de su gracia
vertiginosa
devora el espacio
grácil y efímera
Y sin embargo es incapaz
de escapar
de aquel tiempo detenido
Una y otra vez
retorna vencida
por esa palabra de voz grave e intensa
Se deja atravezar
y no tiene destino sino
sobre el manto húmedo de su esencia
Tiempo
demasiado ínfimo
el de su vida
como para desmentir tanta certeza
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